Quién soy? Habla la anormalidad!

Niña tonta, niña buena, niña sentimental o quizás niña indiferente...

Cual es tu sello personal? Piensas que así te consideran los demás?

Conocido es que las descripciones personales no son muy fidedignas como suelen percibirse, así exista en ellas la ausencia del engaño.

Por qué no encontramos una palabra sencilla para definirnos aquellas que hartas de esta situación de mentiras y apariencias, buscan encontrarse a sí mismas? La respuesta es por demás desalentadora pues quien decide vivir bajo la sombra del castigo y la obsesión nunca terminará de conocerse a sí mismo... ni a los demás que se encuentran en su misma situación.

No nos conocemos pero hay quienes tientan en dar alguna definición por nosotros, es así que gracias a lo superficial de las percepciones podremos ser tontas, buenas, sentimentales o indiferentes, según el ojo que te observe.

Y los seres "normales" se conocen así mismos también? son predecibles sus reacciones? Tal vez, aun que no podría hablar de normalidad, pues así como soy una ignorante de las relaciones largas, lo soy de lo equilibrado.

En un abrir y cerrar de ojos...

Es sorprendente cómo es que el estado de las cosas puede cambiar. Un día, tienes algo y al otro se ha ido. Y aunque suene totalmente trillado, eso de que cualquier decisión que tomes en tu vida, por mínima que sea, acarrea una repercusión, pues es cierta. La vida mía ha dado varias vueltas en el último año. Ni siquiera me empeñe en que cambiara, sólo dio un giro vertiginoso al que aún me cuesta adaptarme.

Al contrario de lo que se pueda pensar, no todo cambio es bueno. Porque cada variante acarrea almacenar en tu cabeza cosas que se convierten en solo recuerdos y que talvez no estés listo para almacenar. Caras, voces, risas, experiencias que uno en su momento da por sentadas desaparecen y de pronto parece que nunca se hubiesen vivido, como si lo que alguna vez fue, es tan sólo un sueño y la gente que conocimos, tan sólo fantasmas creados por nuestra imaginación.

Hoy después de mucho tiempo, conversé con un buen amigo, amigo con el cual no conversaba hace meses. Las circunstancias nos colocaron en lugares cercanos y lejanos a la vez. Y mientras platicaba me di cuenta de lo mucho que las cosas han cambiado. Algunos años atrás ni por broma hubiera podido pensar que esa amistad terminaría en una corta conversación de 30 minutos cada cinco meses. Y es que todo pasa tan rápido que uno ni cuenta se da...

En un abrir y cerrar de ojos mi vida ha cambiado. No lo pedí, eso llegó de pronto. Y aunque puedo sonreír porque dibujar sonrisas al fin y al cabo no es tan difícil (y en realidad la gente nunca se pregunta si en realidad lo que irradia tu cara es en realidad verdadero), debo confesar que me siento vacía. Tengo todo lo que necesito, menos la tranquilidad de saber que al despertarme mañana en realidad podré en realidad decir que mi vida está donde yo quiero que esté. ¿Me lo he buscado? ¿Me he ganado ésta situación? Si es así, fue en un abrir y cerrar de ojos. Y es que como dije...acción es directamente proporcional a reacción...

La mia malinconia ...

Melancolía.

Ésta es la primera palabra de la estrofa más importante de la canción de mi vida. La primera palabra y el resumen de toda ésta, pues en sus sílabas /me-lan-co-lí-a/ engloba mis 20 años tan solitarios por convicción como por abandono.

Ahora esta aquí,

Aquella palabra, permanece.

Apareció, por primera vez, un día tan lejano;

Su presencia esporádica, su ida y venida no hacía más que ponerme los pies sobre suelo cuando lo necesitaba, cuando mis pensamientos no dejaban de volar.

Pero ahora esta aquí

la intermitente,

la vieja conocida,

pero del rostro joven, que se alimenta de lágrimas y espasmos.

Cada media hora...

Son las seis de la mañana.
Regreso a casa sola.
Sola pero acompañada.
Acompañada de mi ira.
Ira que crece en razón directamente proporcional a mi frustración.
Frustración que no termino de asimilar.

Son las seis y media de la mañana.
Acompaño mi molestia con un café.
Café que esta frío y sabe mal.
Mal es el que me hago por tenerle confianza.
Confianza que no termina de desaparecer.

Son las siete de la mañana.
Entro a mi cama con todo y zapatos.
Ya nada importa
Es hora de dormir.